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Iberdrola proyecta una hidroeléctrica reversible en el embalse de Alcántara

La actuación contempla una capacidad de generación de 440 megavatios y el añadido de permitir la regulación de energías renovables

Los embalses de Alcántara y Cedillo, al oeste de la provincia de Cáceres, cierran el sistema de regulación del Tajo antes de que el río pase a Portugal. Gestionados por Iberdrola, la compañía eléctrica suma ahora un tercer proyecto, una central reversible, que situaría a la región entre las comunidades punteras en producción de energía renovable.

Las hidroeléctricas reversibles permiten aprovechar un sistema de regulación con dos pantanos, como el que existe en Alcántara y Cedillo. El proyecto consiste en bombear agua de la presa situada en la cota más baja a la superior, de modo que el recurso vuelve a su lugar de origen para poder generar de nuevo energía.

Este proyecto se basa en la construcción de un doble circuito subterráneo que conecte ambos embalses, incluyendo la construcción de una central excavada en doble pozo y equipada con dos grupos turbina-bomba de 220 MW de capacidad de generación. La potencia máxima de la instalación es por tanto de 440 MW.

De esa forma, tendría la misma capacidad de generación que la central de Cedillo, en funcionamiento desde 1975, y supondría un complemento de la hidroeléctrica José María Oriol, de Alcántara, que actualmente llega a 915 MW tras cincuenta años de actividad. Iberdrola también gestiona en Extremadura las plantas de Valdecañas (225 MW) y Torrejón (132 MW).

Para la empresa, el proyecto podría considerarse como una ampliación de potencia de las centrales de Alcántara y Cedillo, ya que no conlleva ni presa adicional ni embalse. Pero incorpora como novedad la posibilidad de realizar bombeo, algo que no tienen las actuales.

Para Iberdrola, este planteamiento, así como el hecho de que su construcción se realizará en su totalidad en subterráneo (toma, túnel, conducto de descarga y la propia central en pozo), hace que el impacto medioambiental del proyecto sea prácticamente nulo. «Una vez construida solo se verá un pequeño edificio en superficie», añade.

La toma superior de la nueva central se situará en la margen izquierda del embalse de Alcántara-José María de Oriol, aproximadamente a 200 metros de la presa. Desde ahí partirán dos conducciones, de 750 y 675 metros de longitud, hasta la central, que estaría situada a 83 metros de profundidad. Solo se vería la parte superior.

La planta conecta con la cola del pantano de Cedillo mediante dos túneles de aspiración de 105 y 67 metros de longitud. En este punto, situado unos 500 metros aguas abajo del embalse de Alcántara, se ubicaría la toma inferior. Este lugar se encuentra a medio camino entre la presa y el puente romano de Alcántara. Estaría situado en un punto que se verá afectado por las obras de construcción de un nuevo viaducto para que el tráfico deje de pasar por el monumento. Esta cuestión también se ha tenido en cuenta en el proyecto.

La instalación se completaría con unos nuevos accesos, una línea de alta tensión de 400 kilovoltios para dar salida a la energía generada y la ampliación de la subestación José María de Oriol, junto al embalse de Alcántara.

La multinacional ya ha iniciado los trámites para llevar a cabo este proyecto. De entrada, ha solicitado un punto de conexión de red que permita volcar la energía generada. Asimismo, ha puesto en marcha ante el Ministerio para la Transición Ecológica el procedimiento de evaluación de impacto ambiental. Pero la obtención de los permisos podría durar varios años.

La compañía señala que no tomará decisiones sobre esta inversión hasta asegurarse de que el proyecto es medioambiental, técnica y económicamente viable. De ahí que aún no se haya dado a conocer ni el coste de las obras ni el plazo de ejecución. Además de por la producción de energía, la construcción de esta central contaría con el interés añadido de otorgar un respaldo al sistema nacional de producción de electricidad mediante fuentes renovables que no tienen la capacidad de adaptación a la demanda que sí caracterizan a las hidroeléctricas.

Almacenar energías

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, elaborado por el Gobierno, recoge la necesidad de construir más plantas de este tipo para compensar el crecimiento de las renovables previsto para la próxima década.

Las hidroeléctricas reversibles suelen funcionar de noche, cuando las plantas eólicas siguen generando pero no hay demanda para dar salida a esa energía. La electricidad, que en esas horas es más barata, se emplea para devolver agua al embalse situado en la cabecera, con lo que se facilita el recurso para volver a producir cuando sea necesario. De esta forma, estas presas funcionan como inmensas pilas de almacenamiento.

El Plan de Energía y Clima prevé para 2030 una potencia instalada de 50 GW eólicos y 37 GW solares. Para hacer frente a los cambios derivados de la mayor variabilidad del recurso renovable se hace indispensable un mayor almacenamiento como herramienta de flexibilidad, para lo que se requiere para ese mismo año una potencia adicional de bombeo de 3.500 MW. El proyecto de Iberdrola en Alcántara aportaría el 12,6% de esa cantidad, por lo que para la compañía resulta estratégico para poder cumplir con las previsiones del Gobierno.

Para la compañía es una apuesta de futuro para sus plantas. Como indica, actualmente está trabajando en la mejora tecnológica de los bombeos de Valdecañas y Torrejón, de manera que todo el sistema Tajo en la región, desde el límite con Toledo hasta la frontera con Portugal, pueda ser aprovechado hidroeléctricamente tanto en el modelo tradicional, con turbinas que funcionan por la caída del agua, como de forma reversible, mediante bombeo aguas arriba.

Fuente: Hoy