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Repsol obtiene la licencia ambiental para invertir 620 millones en la hidroeléctrica de Aguayo

El Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) ha otorgado una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) positiva a Repsol con relación a su proyecto para ampliar la central hidroeléctrica reversible de Aguayo (Cantabria) y aumentar su capacidad de bombeo, tras invertir unos 620 millones de euros.

Repsol le compró a Viesgo el salto reversible de Aguayo, situado en el río Torina, en noviembre de 2018, junto con otras dos centrales hidroeléctricas en Asturias, dos ciclos combinados en Andalucía y Aragón, y unos 750.000 clientes de electricidad y gas, por 733 millones.

Viesgo había presentado en 2011 un proyecto para ampliar la potencia de la actual instalación de Aguayo, de 340 MW, construyendo una segunda central reversible (Aguayo II), al aprovechar el embalse de Alsa -que será el depósito inferior- y la balsa de Mediajo -el depósito superior-, al objeto de añadir cuatro grupos de generación de 250 MW cada uno y alcanzar una potencia total de 1.340 MW.

El proyecto siguió su curso y ahora, ya en manos de Repsol, el Miteco le ha otorgado una DIA favorable. Su construcción exige invertir unos 620 millones en unas obras que durarán aproximadamente cinco años, según recoge el Boletín Oficial del Estado.

Pendiente de la decisión final

Fuentes de Repsol señalan a elEconomista que la decisión final de inversión aún no se ha tomado, pero que la compañía va a proseguir con el resto de la tramitación -el principal escollo, la DIA, se ha superado-, para que todo esté listo cuando lo considere oportuno.

El Gobierno de Cantabria nunca ha ocultado su prisa por conseguir que la central esté operativa cuanto antes. Su presidente, Miguel Ángel Revilla, se lo recuerda periódicamente a la petrolera con entusiasmo, por las virtudes ecológicas del proyecto, que además se complementará con pequeño parque de energía eólica.

Las centrales hidroeléctricas de bombeo son piezas clave del entramado energético de los próximos años. No sólo permiten almacenar energía al bombear el agua del embalse inferior al superior para desembalsarla y generar cuando sea necesario, sino que contribuyen a mantener la calidad y la continuidad del servicio eléctrico, algo básico cuando hay mucha producción renovable intermitente, como la eólica o la solar.

Precisamente por ello, el Gobierno quiere instalar 3.500 MW de nuevos bombeos durante la presente década, duplicando su peso en la cesta de generación del país. Y precisamente por ello, la futura Ley de cambio climático y transición energética establece que los nuevos bombeos operarán prioritariamente para respaldar dicha generación renovable, con unas condiciones que aún se deben establecer.

Repsol siempre ha apostado por culminar el proyecto, relevante en su estrategia de descarbonización.

Fuente: El Economista